2.10.2012

El camino andado

Ha sido un camino muy largo hasta hoy. Hace un año descubría un embarazo incipiente que prometía inmesa felicidad. Lejos estaba de darme cuenta que apenas era la puna de lanza de todos los cambios que venían. De un año a hoy, tengo una hija hermosa y una panza floja de madre reciente, deje el trabajo de la oficina y ahora en casa juego a ser profesional mientras cambio pañales sucios y cocino algún guiso apurado. Amamanto a mi hija y contesto misivas de clientes mientras la ropa sucia deja de serlo en la lavadora. Mi día comienza simple, preparando un desayuno para dos que solo come uno, porque mi nena despierta solo para despedir al papá con una sonrisilla de coquería naciente y un hambre de noche entera. Después del desayuno y los adioses un baño rápido, comida fría para mí y a sacar el trabajo pendiente. El resto es ver reír a mi niña, alimentarla, limpiarla, besarla y dar mil gracias porque es toda mía y esos momentos los vivo yo con ella, no sus abuelas o la extraña de la guardería.

Y lo amo, todo. Desde el despertar apurado hasta el dormir rendida entre llantos y teta, pasando por el rol medio ama de casa, domadora de bestias, limpiadora de colitas sucias y depósito de babas. Todo es simple, más común que la vida… y casi perfecto. No sé si serán mis hormonas de puerpera, las ganas de sanar mis propias heridas en mi hija o solo el descubrimiento de esa naturaleza mía que la sombre de la femina fatale no pudo borrar, lo cierto es que nunca he estado más tranquila y feliz en la vida.

7.28.2011

31+4 Hora de la gimnasia




Esto del embarazo es una rutina de cansancio y felicidad. He comprobado en carne propia que eso de vivir endorfinada es una estrategia perfecta de la naturaleza. Soy feliz, sospecho que es una felicidad dudosamente artificial, pero no importa porque funciona; me duele la espalda la mayor parte del tiempo, soy perfectamente consciente de que parezco una vaca, voy al baño cada hora, estoy cansada todo el día, ya no puedo tallarme los tobillos por la mañana y me cuesta un trabajo enorme calzarme los zapatos…. Pero estoy feliz, las noticias malas me aturden un poco pero me cuesta deprimirme por ellas. Lloró, lloro bastante por cualquier nimiedad y el humor se me trastorno completamente. Pero cuando me veo la panza desde arriba, me impresiona el mundo de dentro, ese que solo habita mi hija, en el que se mueve como un gusanillo explorador y me deja babeando al imaginar donde estará su cabecilla o sus manos…. La verdad, la verdad, adoro mi panza es la mejor panza que haya tenido nunca en la vida.

29+1

A saber, estoy en la semana treinta. A siete días de cumplir siete mes.
Es el tiempo prescrito por mi mamá para comenzar a comprar ropa, elegir nombre y hacerse ilusiones serias. Yo, yo siento que he perdido el tiempo, la verdad, debí comenzar a hablarle y ponerle música hace mucho, ahora vivo atormentada por la idea de que no va a ser un Einstein por mi culpa.
Sospecho que le tiene miedo al ruido, la asustan los sonidos sorpresivos o agudos, salta en la barriga como si le hubieran metido un susto de los mil diablos. Todas las noches y las mañanas hace sus ejercicios y yo me puedo pasar horas con la mano en el vientre sintiendo sus golpecillos, revoloteos y demás. A veces, incluso podemos ver la pansa moviéndose cuando ella se acomoda o golpea. Sencillamente increíble, creo que de entre todas las cosas simples del mundo que me hacen feliz esta es la mejor de todas. Tener un alien dentro, de verdad no tiene precio ni igual.

Nota: Tomado de entre todas las notas que no he publicado... auch

6.10.2011

24+5 Se mueve

Y bastante. Es una beba muy activa, ¿no había contado que es una niña? La verdad que se hizo esperar. Comenzó alrededor de la semana 21, fue un día de mucho sol, yo estaba enojada porque el papa se enojo y yo no hice nada malo. Entonces en un arranque de berrinche decidí irme a casa de mi mama a pasar el fin de semana, lo malo que al llegar a la parada de autobús estaba súper mareada, no había comido y tenía un billete de 500 para pagar el pasaje. Pensé: y si me desmayo aquí, que tal que le pasa algo a la bebe…Así que mejor cogí el celular para que fuera por mí. Después de los llantos y las mutuas disculpas, estábamos acostados pasando el calor, él con su mano sobre mi vientre, y de repente se movió, fuerte y claro sin lugar a dudas, como algo saltando en mi panza. Es raro pero súper lindo, de ahí a la fecha no para, sobre todos por las noches y en la mañana salta de aquí para allá cuando su papa toca la panza.
Aún no me atrevo a hablarle, me siento algo tonta, pero cada vez que la siento moverse no puedo evitar sonreír como boba, así sea en plena junta y frente a mi jefe.

Estoy comenzando a disfrutar esto de tener un bicho dentro

5.12.2011

२० Semanas

Mi bicho no se digna a moverse. Bueno, para hacer honor a la verdad, el pobre sí que se mueve y mucho, tanto que no se ha dejado medir la cabeza para confirmar la semanas de gestación, y cuando el obstetra intenta medir su frecuencia cardiaca se empeña en darle de patadas al doppler. Lo malo es que yo nomas no siento nada. Ya sé que google, la enfermera del imms, el obstetra y hasta mi suegra dicen que puedo esperar tranquilamente hasta la semana 20-23, que es normal en las primerizas… pero yo me muero por sentirlo. Quizá me de algo más de tranquilidad y no me este comiendo las uñas hasta la siguiente consulta pensando si estará todo bien.
Y por supuesto tampoco sé si es bicho o bicha.
Así que por ahora, su padre y yo lo llamamos frijol. Tengo que decirlo, el también me susurra cada dos por tres: ya quiero que se mueva. Esta semana ha comenzado a ver mi panza más seguido, con una extraña mirada mezcla de ternura y no sé que (tal vez miedo). A veces se atreve a acariciarme un poco la barriga, pero creo que lo intimido: es que no soy mujer que acepte fácilmente convertirse en buda sin rechistar.
Tengo poco mas de 20 semanas y no me puedo creer que esto valla ya a la mitad. Cuando me entere de mi estado de preñes me contuve a mi misma para no hacerme demasiadas ilusiones hasta no llegar al quinto mes. Inútil, aunque no he comprado nada ya sé dónde venden el huevito para el coche y los mas monos mamelucos, entre broma y broma tenemos ya dos nombres listos y aunque no le hablo aún al bicho, cada vez que puedo acaricio mi panza tratando de adivinar donde estar escondido…
Esto es toda una experiencia…