Ustedes no se ven todo lo felices que quiero que sean
Todos logran lo que quieren: no siempre les agrada.
A menudo, al crecer, nos olvidamos de lo bello de los cuentos de Hadas, y es que, de a poco nos envolvemos en lo que es nuestra realidad, dejamos de soñar, de creer… dejamos simplemente de imaginar, de modo, que llega un día, en que olvidamos donde quedo la llave del ropero aquel en el que, por muchas razones, encerramos a nuestro niño interno, y ese día ya no creemos mas en las Hadas madrinas, las princesas encantadas, los reyes, los unicornios o el ave fénix. Escuchamos esas historias y sonreímos con ironía ante las caras asombradas de los niños que aun creen, niños que obviamente son mas felices que nosotros mismos.
Aprendemos - y aprendemos muy bien- que uno no puede vivir en mundos de fantasía donde los caballeros luchan unas cuantas batallas y son felices para siempre, después de conquistar naciones y matar dragones.
En medio de todo eso es difícil mirar con ojos de niño un buen cuento de Hadas.
Yo me tope con uno, uno sumamente bueno: Las crónicas de Narnia. Sé de más de un grinch que piensa que son tonterías, y conozco a uno que sonríe irónicamente pensando que debo estar demasiado dañada para leer esas cosas. Pero es una historia verdaderamente linda: un mundo diferente al nuestro, en el que las brujas vuelven el invierno eterno y nunca llega la navidad, en el que los faunos son amables y los árboles tienen dríades, y los hombres son reyes de innumerables animales que son libres e inteligentes y por tanto pueden hablar. Un mundo tutelado amorosamente por un león sin igual, que por cierto se llama Aslan. Este mundo en el que de vez en cuando los Hijos de Adan y las Hijas de Eva – niños lo suficientemente inteligentes como para creer en Narnia y Aslan, por supuesto - corren aventuras entretenidas y envidiables. Creo que es una historia para niños que los grandes deberíamos leer. Tiene una frescura en la narración envidiable -claro que eso la vuelve amena para los niños y complicada para los adultos amargados- y una manera de entretejer los hechos a lo largo de los cinco libros que te sorprende a cada vuelta de página, es uno de esos libros que si lees con cuidado estarás riendo sobre sus páginas y llorando con ellas.
No sé porque no lo leí cuando era una niña, pero me alegro de habérmelos leído ahora. Ese Aslan me recuerda tanto a Chucho.... y el último de los libros me recuerda tanto ala clase de sociedad que somos ahora. En fin que es bello como pocos.
He de reconocer que a S.C Lewis se le nota la influencia del cristianismo en cada pasaje, pero con cierta crítica entretejida entre las letras de la historia. No hay en Narnia enredados líos o casos tipo Holmes, pero hay en cambio un lindo cuento de Hadas en la que cualquier persona juiciosa encontrara entretenimiento y cualquier niño inteligente –casi todos lo son- diversión