2.08.2007

Sobre las lolitas

Dice wikipedia que el termino "Lolita" se popularizo a raiz de que Kubrikc llevara a la pantalla grande la novela homónima de Vladimir Nabocov y que a raíz de dicha cinta se usa la palabra para describir mas o menos a ciertas adolescentes insinuantes. Digo mas o menos porque a las alturas de nuestra vida atareada, cualquier mujer no tan joven puede ponerse un traje de colegiala y tentar a mas de uno con su aire de lolita. Sin embargo, vamos a extender el término lolita de acuerdo a mi diccionario personal: Cierta vez cuando yo era una feliz estudiante universitaria, un primo me llevo su PC infestada de virus rogándome en nombre de todos los santos que respaldara su información. Lo hice, y en el proceso cedí a la tentación –con poca resistencia- de mirar esa información tan valiosa, encontré programas, imágenes, uno que otro chiste y una carpeta titulada "videos" abrí dicho fólder y el primero de los archivos enlistados se llamaba "Lolitas brasileñas", con un rápido movimiento reflejo dí doble clic sobre el video, preguntándome que clase de música rara escuchaba a mi primo. No fue precisamente música lo que el Windows media me mostró; un par de mujeres en uniforme de escolares entrando a una especie de aula en donde un hombre (suponemos que profesor) las esperaba, acto seguido y después de no más de tres diálogos, las chicas en cuestión se despojaron de tan ridícula vestimenta y lo demás no lo sé, porque justo en ese momento y después de menos de un minuto de video me di cuenta por donde hiba el asunto. Lolitas brasileñas. Mis amigos en la universidad casi mueren de risa cuando les conte el penoso asunto, me rogaron, imploraron y hasta intentaron sobornarme para que les entregara una copia de tan preciados documentos. Dado que no compartí con ellos mi hallazgo no me contaron que a que se referia el termino "lolita", y yo tampoco lo investigue porque desde ese momento y para siempre toda imagen y/o escrito con tendencia pornográficas fue a denominarse "Lolita". Y aquel enfermo primo será conocido hasta la eternidad como "Mi primo el de las lolitas".Aclaro todo lo anterior para que nadie venga a creer que soy participe de lucrar con niñas inocentes y todas esas cuestiones lamentables. Mi punto aquí es esa aparente necesidad que aparece en los jóvenes adolescentes de mirar revistas Play Boy, espiar a sus vecinas y buscar en los lugares menos sospechados cualquier tipo de documento de contenido sexual explícito. No es un asunto desconocido para nadie que una buena parte del tráfico en Internet se genera con Lolitas y sus derivados, y que una gran parte del tiempo que pasan los adolescentes frente al monitor esta dedicado a satisfacer esa enfermedad que no desparecer con el acne, pues aún después de la adolescencia siguen consumiendo este tipo de producto regularmente o en casos extremos de manera obsesiva. El hecho de que en el ciberespacio subsisten muchos lugares de lolitas que funcionan base de pago, sugiere el hecho de que son los adultos quienes consumen, pues difícilmente un adolescente podría pagar el servicio. Soy una niña y por tanto yo solo pienso con una cabeza, y esta cabeza mía no entiende que demonios encuentran en mirar embelezados siluetas de mujeres desnudas, o a estas mismas mujeres afanadas en malabares irrepetibles para dos seres mortales. Recuerdo un simple beso y las sensaciones que despierta la sola cercanía de otro cuerpo, y no veo como pueden seguir buscando satisfacciones apuradas en cosas tan rudimentarias como las Lolitas. Quizás sea cierto que los niños están marcados por el estigma del deseo animal y les da lo mismo satisfacer sus ansias en brazos de una mujer real o recurrir a sus habilidades manuales para desfogar la necesidad. Sé que todas las niñas somos perfectamente capaces de seguir con la mirada un trasero digno de observarse, mirar embobadas un abdomen de lavadero o las piernas de los futbolistas en el mundial, pero en realidad no sé de ninguna que busque en Internet hombres desnudos solo para mirarlos. Sé también que las niñas no somos de palo y reaccionamos como es de esperarse ante ciertos estímulos del medio, como por ejemplo ciertas escenas de película, pero estas escenas no cruzan el campo de lo erótico para convertirse en pornografía, la mayoría de mis conocidas coinciden en que la pornografía resulta grotesca, ofensiva y otra sarta de adjetivos mas entre los que no figura excitante. Leí hace ya bastante tiempo que los hombres son una mezcla de sentimentalismo al 20% y practicidad al 70%, mientras que las niñas funcionamos exactamente a la inversa: el sentimentalismo ocupa un 70% de nuestras acciones mientras que las cuestiones prácticas se relegan al 20%. Quizás de ahí venga la abismal diferencia entre los gustos por las lolitas, pues yo prefiero leerme una y otra vez las novelas de bolsillo de Arlequín Mirra que preguntar a google por Bratt Pitt Desnudo… claro que entre esas opciones prefiero buscar párrafos cochinos entre las novelas de García Marques o Isabel Allende. Suena mucho más estimulante que un par de desconocidos realizado toda clase de proezas sin el menor respeto o dificultad. Nos ha tocado vivir una época en que la liberación femenina y la libertad sexual han ganado ya terreno en la sociedad, de modo que se acepta como una cuestión perfectamente natural que las mujeres son seres sexuales y no solamente una especie de humanodide destinado a la maternidad. Pero aun entre toda esta araraca no sé de ninguna publicación tipo Play Girl, y después de una infructuosa investigación en google me di cuenta que las únicas páginas con hombres desnudos están destinadas a la comunidad gay: ¿funciona así por la falta de demanda o por esos vestigios de machísimo que aun prevalece?
Sé que en ciertas ocasiones la pornografía es utilizada con fines terapéuticos pero sospecho que puede crear una falsa imagen de la realidad. Imagino a un hombre medio invirtiendo horas en ver a esas descomunales y perfectas mujeres, que pasa cuando ve a su normal y media esposa, compañera, novia o lo que aplique. ¿Se pueden evitar del todo las comparaciones? Realmente no pasa por su mente las diferencias entre la mujer de la revista y la que tienen entre los brazos.
Todo esto es en definitiva, para decir dulcemente que detesto esa manía de los niños por ver lolitas, además de que no la entiendo, quizás sea porque desde niña cultive el gusto por la imaginación y prefiero las cosas sugerentes a las explicitas.

PD. Descarga Vladimir Nabocov Lolita

2.05.2007

Prueba desde mi mail

Si esto funciona amara a blogge eternamente

La última vez

Por qué será que nos empeñamos en atesorar recuerdos para repasarlos una y otra vez, ya sea por mera felicidad o por simple afán masoquista, el caso es que andamos por la vida entretejiendo sueños con recuerdos. La última y la primera vez son los momentos por excelencia para el baúl de los recuerdos, aunque generalmente recordamos más las primera veces de todo, porque las últimas rara vez avisan y así, un día besamos a alguien, abrazamos a alguien, vemos a alguien y no sabemos que será la última vez, archivamos muchos momentos en la carpeta de las cosas comunes y las olvidamos. Uno no sabe que quizás hoy sea la última vez que abrimos los ojos, que abrazamos a nuestros padres, que besamos a la novia, o que pasamos bajo la sombra del árbol favorito. Tal vez esa jugada de la vida sea un simple acto de caridad, pues si yo supiera que esta es la última vez que escribo, querría dejarlo perfecto y decir miles de cosas, si pudiese conocer con certeza la última vez que veo a mi madre no querría soltarla. Pero no sabemos cuando será la ultima vez, es así que no recuerdo la ultima vez que estuve debajo de la sombra del árbol con todos los compañeros de la universidad, la última vez que salí a correr en compañía de mi perro “el güero”, lo ultimo que le dije a mi abuela o la ultima vez que mis tías y yo estuvimos juntas y solteras en franca camadería. Es triste que las cosas terminen sin que podamos despedirnos, aunque como no me gustan las despedidas tampoco me intimida mucho, es solo que, este es tal vez el último post que redacto en compañía de Emiliana y pienso que voy a recordar muchísimo la última zambullida que me di con ella por el cyber espacio, pues hable por los dedos durante mucho tiempo y disfrute calladamente el hecho de chatear tendida en mi cama. Así que va este último post escrito en Emiliana….

Siguiente entrega: Sobre las lolitas de los niños