4.06.2006

No pude resistirme... de verdad

De alguna manera todos esperaban que algo así sucediera, era una consecuencia natural, pero, aún ahora nadie creé que de verdad allá pasado, porque ella sigue ahí...

Todos conocían por cuenta propia la mirada triste de aquella mujer y el aspecto de honda soledad que emanaba. Dicen que en algún tiempo se le vio feliz y andaba de arriba abajo por toda la ciudad, llevando y trayendo la alegría a la casa grande: llego allí cuando yo era todavía un niño, apareció de pronto con una pequeña maleta de mujer enamorada en una tarde de llovizna, la recibió un hombre que pareció haberla esperado por toda una vida. Siempre fue un misterio el cómo o por qué llego así: con una maleta pequeña y el amor en los ojos; se detuvo a la puerta, toco, espero y cuando él abrió se miraron un segundo y entonces, sin decir palabra, se fundieron en un beso que escandalizo a la pocas personas que pasaban presurosas. Se cuentan muchas cosas de ellos; que se conocieron de niños, que el la compro por correspondencia escogiéndola de un catalogo y mandándola pedir a un lugar lejano, que se habían visto una vez en sus vidas en alguna ciudad, una lejana tarde de lluvia, que en otra vida fueron amantes... si alguien llego a preguntarle ella nunca negó nada y respondía a todos son una clara sonrisa limitándose a ser feliz al lado de quien pronto se convirtió en su marido. Cuando nació su hija, la mujer coloco flores por toda la casa y macetas en los balcones, contagiando a todo el pueblo de su alegría, se les veía por las tardes, mirando el amanecer, bajo la lluvia, en los balcones, siempre sonrientes. Parece mentira que eso paso apenas hace unos cuantos años. Un día los vecinos despertaron en la madrugada por un grito indescriptible que pareció eterno. Nadie volvió a dormir esa noche y pocos recobraron la tranquilidad. Al día siguiente de la casa grande salieron dos ataúdes: uno pequeño que por lo primoroso del diseño y la belleza del pequeño ángel que llevaba dentro parecía una caja de muñeca, el otro era café y salió guardando un cadáver del que nunca se sabría como murió. La policía busco, investigo y trato por todos los medios de hacer hablar a la mujer, pero ella jamás volvió a pronunciar una sola palabra; se la llevaron presa, pero por falta de pruebas, volvió a las pocas semanas para enterrarse viva en aquella casa. Se hubiera muerto pronto de no ser porque los vecinos dejaban regularmente una canasta con comida a la puerta de la casa grande.

No se le veía nunca, salvo en las tardes de lluvia o las mañanas frías de invierno, cuando se paraba detrás de los vidrios rotos del ventanal de la esquina, donde años atrás miraba pasar las tardes con su familia... la casa grande ahora es solo ruinas y la mujer de la ventana ya parecía muerta desde que el color abandono las paredes.

Mi madrea apresuraba el paso cada vez que la veíamos en la ventana; no por escapar de la lluvia si no por evitar su mirada: llena de una soledad tan honda que casi no se percibía pero calaba los huesos y se anidaba en el alma. No se si esperaba que la lluvia lavara su pena o percibía la sonrisa de su pequeña hija en el sonido de la lluvia, puede que el viento le recordara las caricias de aquel hombre...

Lo cierto es que nadie sabe que paso aquella noche, y aun cuando todos esperaban en silenciosa pena a que todo terminara nadie sabe ni sabrá como esa mujer logro conservar en la casa grande un lugar inmaculado lleno de recuerdos, y nadie sabrá como es que al caer desde ese balcón no soltó la rosa marchita que aferra ahora en su mano sin vida...

4 comentarios:

Acho dijo...

No sé si mi egolatría me hace ver fantasmas donde no hay, pero si este es un cuento que nació a partir de cierta imagen mostrada en cierto blog, complementada por cierto comentario de cierto visitante, debo felicitarte sinceramente, estimadísima Lía.

En primer lugar, felicitarte por el modo en que aprovechas elementos que andan sueltos por ahí. Creo que eso es lo que hace un verdadero escritor, encontrar historias donde otros no las ven, o si las ven, no llegan a escribirlas.

En segundo, felicitarte por el cuento en sí. Tiene tu estilo, el cual me gusta, lo sabes. Y la primera parte, la parte feliz, está buenísima. Un ciclo tragedia-comedia al revés, que sólo podría encontrar su redención en la muerte, tal como ocurre al final. Y algo notable es que me ha gustado el hecho de que nada se sepa a ciencia cierta en el cuento. Raras veces ocurre esto, porque mi cabeza razona de modo muy lógico y además soy medio maniático.

Entonces, de verdad felicidades. Y si los fantasmas no son producto de m ego y existen en realidad, ME ALEGRO DE QUE NO HAYAS PODIDO RESISTIRTE.

Saludos.
Acho

Otilio Herrera dijo...

A ver... a ver...

Esto está más bueno que "Penélope". Y es que la vida nos cambia tan pronto, ¿no es así?

Bendita sea tu pluma que nos obsequia con esta tu hermosa narrativa: envolvente, intrigante, interesante. Eres muy buena contando historias... y, a fin de cuentas (como dijo nuestro felino amigo) eso hace un escritor:

El cuento será una estrella brillante en medio del cielo vespertino, todos voltearemos a verlo y agradeceremos su presencia en nuestro mundo.

Excellent job, dear story teller

Lia dijo...

Cierto es gatito, cierto es que me robe a la muje que puso oti en tu ventana...

Y para hacer honor a nuestro mutuo alimento de egolatria te dire que me ha hecho muy feliz el saber que te gusta. Y me hace mas feliz el que te alegre que no pudiera resisitirme, porque de cierta forma sentí todo el tiempo que me robaba una historia que el dueño de cierto buen blogg y su buen visitante construyeron juntos...
En cuanto a lo de "nada se sabe a ciencia cierta" después, quizás, te cuente el secreto.

la vida nos cambia demasiado pronto, con una prisa que a menudo nos toma desprevenidos... asi es.
Y pare serte sincera no me hace feliz que el cuento te halla recordado a Penelope... esque ella es "arrivitiba"...

Saludos a ambos, no saben como me alegraron este mal día.

Acho dijo...

Me alegra haberte alegrado, especialmente tratándose de un mal día.

Y te cuento una opinión: ningún escritor roba nada (a menos que ya está escrito y sea plagio). Al contrario, debes pensar en ti misma como esos antiguos chamanes que, a través de una mágica ceremonia, le dan vida y un espacio en el tiempo y en la memoria a aquello que hasta ese momento sólo era algo más del montón.

Esperaré que me cuentes de ese secreto que me has prometido para "algún día".

Saludos Felinos.
Acho.