9.22.2010

Soy una Floja

Podría decirlo de manera más elegante, pero prefiero que el mundo piense que soy una niña bien educada, aunque floja. Esto del bicentenario de México solo me movió un pensamiento; que voy a responder cuando mis nietos pregunten, ¿Qué estabas haciendo en el bicentenario? La primera vez que me asaltó la idea me hice el firme propósito de, por primera vez en muchísimos años, ir a una plaza y gritar viva México y todos los demás monitos. Pero no lo cumplí. Claro que me di una vuelta por el centro de la ciudad, pero era un verdadero hormiguero y me puso de malas, fui pisada, aventada, apachurrada, manoseada y demás. Ugh! Me nefastean las conglomeraciones. Así que, en chorro mil años, cuando me pregunten los chamacos qué hacía en el bicentenario, diré; no, no estaba dormida, estaba en vela por la indigestión de los guajolotes y guaraches que comí esa tarde.
Y volviendo al inicio, soy floja. Me da una pereza enorme volver a hablar de lo ilógico que es esto de la celebración de una independencia mal lograda y peor vivida, de una revolución de mentiras que solo cambio de manos lo que estaba mal, de lo malo y lo peor de ser mexicanos en este México violento. Sí, probablemente soy directa descendiente de la malinche, pero y ¿qué? Evidentemente no voy a ser mejor mexicana por gritar unos vivas, y ni siquiera he decido aún si el patriotismo es algo que valga la pena fomentar.
¿Qué México me gusta? El de la gente que marca el paso para el cambio, el de las familias unidas, el de los contrastes, el de los magníficos paisajes y añejas tradiciones, así que ignorare este México que se empeña en festejar donde no hay alegría ni victorias, y sí, voy a ser floja y a dejar de lado los vivas hasta nuevo aviso.

9.14.2010

Un mal fin de semana

A veces la vida sencillamente es la más cruel de las realidades, llena de matices opuestos. En mi familia los bebes vienen en camada, y todos y cada uno de ellos llegan a una familia con problemas como todos, pero están seguros de recibir amor y abrazos a manos llenas. Me encanta mi familia, tan fértil y abierta. Para este verano esperábamos cinco bebes, dos de mis tías y tres de mis primos, todos menores que yo. Finalmente tenemos dos nenas y tres bebes. El último en llegar nos tiene con el alma triste desde el fin de semana pasado, sus abuelos morían porque fuera la niña que ellos no pudieron tener después de seis intentos, nació niño y la familia está llena de culpas. Por esas cosas raras de la vida, o de las malas atenciones medicas o de la poca edad de la mama, el pequeño vino a este mundo y se encontró con una infección en la sangre. Nació el sábado y su madre apenas lo pudo conocer ayer, podría decir lo mucho que eso me enoja y entristece, pero es por demás… todos esperamos que hoy pueda estar en casa, sano y con su familia. Sus papas son unos de niños de 17 y 19, están asustados, tristes y toda la familia con ellos.
La cara más triste es una tía de mi mamá, su hijo menor murió hace ya muchos años, tenía menos de 20 y aparentemente fue un ajuste de cuentas entre bandas. Ella dejo el rancho, hace ya mucho, en busca de mejor vida, pero su familia comenzó en uno de los barrios más conflictivos de la ciudad, se criaron entre drogas y muchos conflictos. Ahora, tiene un nieto, hijo de un convicto y una madre que no debería llamarse así, con menos de 20 años, embarazo a su novia de 16. Por esas coincidencias desconocidas, esta niña y la esposa de mi primo parieron el mismo día, en el mismo hospital. Es curioso como las desgracia se juntan, incluso en los espacios. El otro bebe murió, los médicos dicen que su mama lo ahogo mientras lo alimentaba, y así se lo hicieron saber a la niña. Sobra decir el impacto que tuvo en ella. Todo eso en un mismo fin de semana.

9.10.2010

777-2 Los hombres que no amaban a las mujeres

Por regla general, desconfió de los best seller. Podríamos decir que es un mal de seudo intelectuales engreídos. Aun no soy uno de esos pero hace ya tiempo que adopte el paradigma como propio, desconfió de todos los best sellers y la mayoría de las veces ni siqueira les doy oportunidad, salvo deshonrosas excepciones, que generalmente tienen que ver con conocer al enemigo para destrozarlo más certeramente. Pero, como a toda excepción hay una regla, y además tiendo a tragarme mis palabras muy a menudo, este libro me tomo por sorpresa, para bien.
En esta primera entrega e la trilogía Milenium, Stieg Larsson deja un excelente sabor de boca con una rica navarrativa de aventura estilo detectives privados, mezclado con el toque justo de cruda realidad. Dos personajes opuestos que convergen en un punto de intriga clásica, el seguro caso de un asesinato dentro de una familia acomodada. La pimienta viene con Mikael Blomkvist, un hombre con una sentencia de cárcel sobre su cabeza y una carrera a pique, no es detective pero si periodista de investigación. La sal llega de la mano de Lisbeth Salander, bueno, este personaje es lo mejor del libro y lo tendrás que descubrir por ti mismo: llena de tatuajes, rasgos de asperger, memoria fotográfica, hacker… exquisito.

La novela se vende con el eslogan, ¿Qué le sucedió a Harriet? Desaparecida hace 36 años durante un carnaval en una isla sueca propiedad de la familia Vanger, nunca se encontró su cuerpo ni rastros del asesino. Aunque, si me preguntan a mí, el eslogan seria ¿Qué diablos pasa con la familia Vanger?....


Notita: Leí esta saga el año pasado, así que disculpe usted si hay alguna incongruencia por ahí.