10.05.2006

Terapia ocupacional

Dicen algunos psicólogos (y mi madre también) que cuando se esta al borde de la tristeza extrema una valiosa herramienta es lo que yo llamo distracción constructiva, o sea ocuparte, no importa mucho en que, siempre y cuando eso te mantenga con la atención ocupada en algo, y de esa manera olvides aquello que es capaz de ponerte tan infeliz. De tal manera que desde que me escuche la frase he pasado por una infinita cantidad de distractores: de niña, cuando todo mi mundo de burbuja se venía abajo, el punto de distracción fue una pésima elección pues la crueldad se volvió mi principal entretenimiento, debió ser en esa etapa cuando perdí la ternura y me eche encima un saco de culpa. Cuando ya entraba la adolescencia me dio por hablar solo de la injusticia, de modo que la oratoria se volvió mi hobbie y hasta gane varios concursos, en esa época me volví amargada para contrarrestar el efecto de una aparente madurez temprana. Después la vida se me comenzó a acomodar y mas o menos a los dieciséis el teatro se me volvió la terapia por excelencia, y creo que ese fue mi primer acierto ocupacional, pues me enseño a soltar el saco de culpas y a desprenderme un poco de la amargura, pero reforzó mi ya arraigada arrogancia, aunque paso de ser un escudo a ser una actitud adoptada a conciencia y de muy buen agrado. La universidad me sorprendió con otros fantasmas a cuestas y entonces mi gran terapia fueron los novios o lo que se acercara mas, sobra decir que también fue un pleno fracaso y solo me quede con un par de relaciones fallidas y un tremendo sentimiento de soledad.

Hoy, ahora que las cosas tampoco funcionan como yo quisiera y tengo un poco de experiencia (debe ser la edad) ya no me alcanza la vida para amarguras y crueldades y ahora los novios no son hobbie… ahora que me vuelvo un ser humano común y corriente mis terapias ocupacionales son tan constructivas que casi me apenan, primero hice una lista completita y en formato electrónico de los libros que viven en mi cuarto, después remodele mi habitación. Cuando no había mas me decidí por las labores del hogar y con gancho en mano aprendo a tejer, vi la necesidad de una linda bufanda (una nueva) ante los fríos y con agujas en mano me tejí una preciosa… en realidad fueron dos. Después me dio por bordar en deshilado y ya tengo dos servilletas, entonces mire hacia mi armario y decidí que toodo lo de mi ropero debía ser lavado, planchado y pasado por la maquina para reforzar costuras. Quedo hecho.

Como la moda avanza surgió la necesidad de un collar largo y hecho por mi misma dadas mis condiciones de desempleo… la verdad es que me quedaron preciosos, fue un trabajo duro: cuenta por cuenta.

Esta mañana después de limpiar cajones y sacudir rincones, me di cuanta que se me acaba la caja de las terapias, así que termine las costuras atrasadas de tres años y entonces en algún momento me sorprendí a mi misma deshaciendo el tejido de una de las bufandas solo para volverla a tejer, conh el pretexto de que me quedo demasiado “guango”…. Me recordó alguna escena literaria, aunque aun no estoy segura cual es la novela de que estamos hablando.

Y como no puedo salir y tomar fotos a la nada porque mi cámara esta descompuesta, ahora no sé con que clase de terapia ocupacional voy a llenar los espacios que deja la búsqueda de trabajo y el llanto a escondidas, la soledad, las sonrisas fingidas y las verdaderas… quién sabe tal vez ahora me de por coleccionar hijos.

En esto de las terapias es cosa de muchísima practica…

2 comentarios:

Otilio Herrera dijo...

¿Penélope con su telar?

La terapia ocupacional es genial para entretenernos en algo. "El trabajo es una distracción", decía mi madre también. A veces cae bien eso de descansar haciendo tabiques; pero tarde o temprano la bolsa de Felix se queda vacía.

Yo creo que a menos que afrontemos el camino que hay delante, nos vamos a estar "Terapiando" todo el tiempo. Aunque, claro, no hablo mucho pues me mordería la lengua.

Mientras encuentras algo que hacer, en que ocupar tu tiempo libre... te mando mis mejores deseos (Aunque la abuela dice que sirven para un carajo) para que lejos de buscar terapia, encuentres la madeja de ese hilo que perdiste hace ya algún tiempo y aún quieres seguir enredando.

Dios te bendiga. Un abrazo fraterno.

Acho dijo...

Y yo que sueño con un poco de tiempo libre... :(

Me hundo en un desorden que no tengo tiempo de arreglar, tengo los estantes repletos de libros que no puedo leer, ideas en stand by porque ni siquiera puedo darles unos minutos para pensar en ellas, las películas en el cine entran y salen de cartelera sin que pueda ir a verlas, hay miles de lugares a los que quisiera ir...

Y siempre digo que será después, después cuando esté de vacaciones, cuando termine la universidad, cuando no tenga tanto trabajo, cuando me vaya a otro país, cuando me jubile o cuando me muera... aunque creo que la última chance es un poco más complicada.

Sinceramente Lía, me parece que en vez de quejarte deberías aprovechar ese tiempo libre que tenés y que te deja hacer tantas cosas que otras personas no pueden ni pensar. Vele el lado positivo a las cosas. Si no estás desesperada por conseguir un trabajo porque no tenés para comer (creo que además tenés un novio amable y generoso, no?), date un descanso y dejate llevar por el río de la vida, que pronto vas a llegar a otro puerto.

Y entonces vas a querer recuperar aunque sea un pedacito de lo que ahora estás teniendo.
No es que quiera amenazarte... O quizás sí... Sabés como somos los envidiosos... ;)

Saludos Felinos
Acho.