2.15.2006

Desde las orillas de mis… 20 años

A unos pocos meses de cumplir 20 años, de nuevo, me resulta difícil librarme de un dejo de melancolía que me obliga a mirar atrás y pensar en lo diferente que es de cómo lo planee, se que los planes pocas veces resultan tal como uno lo predice, pero resulta triste darte cuenta de cuanto pueden variar las cosas cuando tus ideas de niña deben confrontarse con la realidad del día a día, cuando la vida de cuento y fantasía que planeaste para ti se contrapone con lo que los años dejan a tu paso, con lo que decidiste meter en la bolsa de la memoria y en libro de tu propia vida, de mi propia vida.
Si hace diez años me hubiesen dicho que al final de las dos primeras décadas de mi existencia me sentiría perdida y en una caída vertiginosa que parece no tener fin, seguramente elegiría otro camino, uno que ofreciera más riesgos, ya que el camino aparentemente sencillo que tome, me ha llevado a ninguna parte. Es difícil darme cuenta a mis 20 años que la vida es aun mas difícil de lo que predije a los 10, que si en ese entonces deseé volver a ser la infante sin mas problema que ser feliz, ahora, ahora de verdad desearía tener la mente libre de las verdades del mundo, de las verdades de las personas. En 20 años aprendí que al final siempre estamos solos, que no podemos cambiar las circunstancias, que vivir las decisiones es mucho mas difícil que tomarlas, que el camino se ve mas empinado cuando comienzas a andar, que las personas se van o la vida te las arrebata, que la sinceridad es una virtud perdida y oculta, que no puedes retener a quienes amas y a veces es necesario decir adiós y continuar el viaje aun cuando creas que no puedes dar un paso mas, que el amor esta limitado por el tiempo y las distancias, que la muerte es capaz de romper el amor mas sólido, que una vez que dejas entrar a alguien en tu corazón nunca se va, aunque debas dejarlo marcharse..
En fin, que la vida, la vida es mas difícil de lo que antaño parecía.
Me resulta triste mirarme ahora con un titulo de mentiras que no me hace feliz ni me aligera la vida, con compañeros de viaje que aunque ausentes me hacen llevadera la jornada, y otros mas que aunque presentes me llenan de soledad.
Ojala pudiese volver años atrás, mirar a los ojos a esa niña solitaria y decirle “no dejes que nadie, nadie te haga dudar de tus sueños, no tomes atajos y sonríe más”. Es más difícil corregir el camino andado que comenzar de nuevo y mas sencillos tomar decisiones antes de comenzar el camino que parada a mitad de este.
Ahora, a ratos siento que estoy cansada y no deseo nada mas que cerrar los ojos y dejar mi mente en blanco, después creo que lo puedo todo y que aun estoy a tiempo de alcanzar los sueños que extravié en alguna de tantas vuelta de cualquier dia, que con paciencia las cosas tomaran su rumbo y yo podré continuar el camino, que después de las tempestades siempre se impone la calma y que soy capaz de andar el sendero que deseé… pero no sé. Sé que debería luchar, pero no entiendo contra quién o qué, que debería vivir, pero no encuentro el motivo. Y me pregunto si tal vez no exista nada más que el mero placer de disfrutar de lo que hay en la maleta y lo que podría meter.
Una veintena de años me bastaron para convertirme en una persona demasiado analítica y practica pero complicada como ninguna e indescifrable como la vida misma, llena de miedos y manías, que habla sin el menor miedo con cualquier persona y de cualquier cosa que no sea ella misma, capaz de diagnosticar males de amor y su respectiva cura, de animar al mas deprimido para continuar adelante pase lo que pasa, pero incapaz de levantarse a si misma de la soledad y la tristeza. Una mujer solitaria y parlanchina, que lleva la contraria y razona cualquier cosa, pero se pierde en la vida como una aguja en el mismo pajar de siempre, que sabe que conocer las reglas de este juego equivale a perder, pero aun si las desafía…. En fin, una tipa como todas aunque no quiera reconocerlo.

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