2.20.2006

Perdón y Gracias.

Es verdad que en el momento de decir adiós yo misma he pronunciado esa frase un par de veces, es solo que hoy por la mañana la escuche en el noticiero; estaba escrita en una servilleta de papel dejada en el buró de un cuarto de hotel en el centro de la capital. El empleado que encontró la nota entro a la habitación porque el incesante llanto de un bebe despertó su curiosidad, efectivamente: en la cama estaba una recién nacida sola. El hotel fue registrado pero de la madre nada se supo, salvo una nota rápida escrita sobre una servilleta y un par de tarjetas de presentación, en tres líneas dijo que para ayudar ala pequeña deberían llamar a esos teléfonos y firmaba con un simple “Perdón y gracias”. Me pregunto si la gratitud y el perdón le alcanzaran a esa mujer para seguir viviendo sin la pequeña, o si a la criatura el perdón y las gracias le servirán para entender que fue abandonada a unas pocas horas de nacida por… quién saber por que, lo que si es seguro es que la niña no es culpable y su vida ya esta destinada. Ahora será una mas de las estadísticas en las casas de cuna de la ciudad. Ella no tendrá la oportunidad de ser adoptada pues antes de eso deberán descartar toda posibilidad de algún pariente lejano que se haga cargo de ella, y en ese proceso las autoridades pueden tardarse años. Para cuando al fin sea reconocida como candidata a adopción, ya no va a ser una bebita y las parejas prefieran adoptar bebes.

Lo más grave es que la niña del hotel no es la única, con ella suman ya cuatro infantes abandonados en lo que va del año. Lo cierto es que ella tuvo suerte, pues los otros bebes fueron rescatados de la basura, de una caja a mitad de la calle y uno mas de una bolsa negra abandonada a las orillas de un río.

No sé, entiendo que sus padres puedan tener conflictos enormes, pero no entiendo por que deshacerse de un hijo tal cual si fuera un paquete que se olvida o se deja. Seguramente muchas personas vieron la nota en el noticiero de la mañana y, como yo, sintieron pena por la niña, quizás un poco de tristeza y nada más. Nada más. Por que nuestras vidas continúan y a nadie le interesa que la inhumanidad sea parte de nuestra vida cotidiana, porque estamos demasiado ocupados en nuestras vidas. Ocultamos la pena y expiamos nuestra impotencia en una nota escrita al aire para agradecer que no fuimos uno de esos niños y para disculparnos por nuestra pasiva actitud. Quizás esa nota escrita al aire diga algo así como “Perdón y gracias”

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