2.17.2006

Extraña tarde

Una tarde de febrero clásica; mucho viento, unas cuantas hojas secas volando, personas apresuradas rumbo a sus hogares, enamorados deambulando. Yo caminaba peleando con mi pelo recién lavado que se empeñaba en parecer melena de león, a paso rápido mirando la alameda y las personas, en mis oídos sonando “Just my imagination” y una sonrisa asomo a mis labios al pensar en lo irónica de la situación; Allí estaba yo, toda una programadora analista saliendo de una entrevista de empleo, esperando ser encargada de inventario en una de tantas tiendas de telas en la ciudad, seguramente no me darán en el empleo, la respuesta fue un –Nosotros le llamamos. Ya perdí la cuenta de cuantas llamadas estoy esperando, pero esta, esta es la última.

Tal vez mi destino es trabajar en una fábrica y tener muchos hijos. Eso pensaba cuando, mezclado con un “It’s the animal, the animal, The animal instinct in me”, pude escuchar un grito que me hizo voltear y una cara conocida que aun me atemoriza me saludaba desde un chevy cualquiera, fingí no escuchar y camine mas aprisa aun, tratando de llenarme la cabeza de mejores cosas, recordé que mi pelo debería verse horrendo a la merced del viento, entonces me di cuenta de la belleza de la tarde y de lo mucho que adoro caminar sola en tardes como esa, desee una cámara para retratar a los árboles dejándose llevar y a la personas tratando de escapar de la inclemencia de un día mas de febrero, desee una pluma y un lápiz , y me maldije por no darme permiso de fumar mientras caminaba por las solitarias calles dejando a mi pelo ser feliz y a mi vida pasar.. Ya estoy harta de preocuparme por no tener un empleo y por que nada bueno pasa con mi vida, quiero un descanso, esa fue la última entrevista, el lunes buscara un cómodo empleo de obrera. Debo admitir que ese pensamiento me entristeció por un instante, pero un tipo que pasaba a mi lado me arranco una sonrisa al decir “Que guapa, ¿me regalas el lunar?”. Cuan irónica es la vida
Tal vez, solo tal vez, no sea malo dejarse llevar un rato; cuando uno no sabe a donde ir, lo mejor es detenerse y meditar un poco sobre el camino. Eso are, me detendré un poco. Ya no se sí solo necesito una limpia y una gran bendición o si la vida trata de decirme algo, no si equivoque el camino o si no estoy andando. Por eso esa fue la última. Tome mi lugar en el autobús y me dedique a observar la belleza de una tarde mas de febrero.

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