3.13.2006

De simplezas y... nada más

No sé que me gusta más: un tranquilo paseo por las coloniales calles de la ciudad y bajo la lluvia, una charla melancólica con sabor a café que entre cigarrillo y palabras intenta evaporar los amores volátiles que aun duelen cuando hace frío, la lectura en mi viejo sillón al lado de la ventana y con los acordes de delgadillo flotando en la soledad de mi cuarto, la sonrisa de mi hermano, la pasmosa realidad del llanto, las noches estrellas plagadas de personas que se fueron hace mucho pero siguen presentes a cada sonido de una velada silenciosa, o una mañana tranquila como esta, bajo la sobra de un viejo árbol que seguramente ha visto llorar de amor a muchas mujeres y tragar lágrimas a mas de un macho valiente acobardado por el sentimiento, mirar pasar la vida delante de mi en cada persona presura que pasa sin detenerse a sentir el maravilloso regalo de una mañana cálida sentada en una banca de la alameda central bajo el cobijo de un viejo árbol. Ahora mismo no podría elegir entre una de todas esas grandiosas simplezas... y otras más que no puedo contar aquí, porque no es apropiado. ¿ Cómo elegir entre la música y la poesía cuando suelen ser una misma?, Así de difícil escoger la cosa que mas me gusta en la vida, lo que si es seguro es que prefiero lo excelso de las cosas simples que el derroche de complicaciones en busca de la perfección, prefiero los caminos cortos y apacibles hacia ninguna parte que los andares presurosos y complicados hacia la perfección, la sencillez de los errores al tedio meticuloso de una vida sin sobresaltos, las simpleza de una sonrisa sincera al estruendo de una carcajada vacía. Dijo alguna vez un genio que la vida es solo un sueño, y los sueños son tan sencillos que se plasman en blanco y negro sobre la mente y el futuro para después ponerle el color de la vida e imprimirse a lo largo de los años. Para que complicar la vida con artilugios de felicidad y tintes de sofisticada soberbia, porque buscar el servilismo de un mesero en un lugar con cubiertos de plata, cuando puedes tener la cercanía del ser amado en un lugar donde la felicidad se sirve en platos desechables y al gusto del comensal. Prefiero la simplicidad de una noche a las orillas de un viejo río que arrastra todo una era de felices historias mal logradas, a la presunción de una noche plagada de falsedades vestidas de elegancia y oculta bajo miradas de vacía superficialidad. Cuando hay algo que ocultar las cosas se complican, y cuando la infelicidad debe ser escondida a menudo se mete en el mismo armario que la alegría y la paz... en fin que, ahora mismo escojo la simpleza de un cada instante inolvidable.

2 comentarios:

Otilio Herrera dijo...

Carpe Diem, pequeña princesa....

Muchas de las cosas de la vida son simples, será que nosotros las queremos complicar porque no es fácil aceptar que sean tan simples, tan gratuitas, que la vida nos trate con inusual bondad. No sé.

Apoyo tu tesis... Cada cosa tiene su tiempo, dice un pedazo de biblia (no recuerdo ahora donde) Y es verdad, porque el mismo Maestro dijo: "no sean tontitos, preocúpense del HOY, dejen que el mañana venga solito; ¿para qué apresurarse?

Dios se nos muestra en las pequeñas cosas... hagamos por verlo, en esas (tan atinadamente dicahs) simplezas.

Con cariño

Acho dijo...

Me gusta mucho este texto. :)