4.26.2007

Hace siete años

 

Invariablemente las vísperas de mi cumpleaños me ponen triste, debe ser que me resisto a envejecer, quizás.

Hace ya siete años de que cumplí 15.  Al día siguiente hubo una pequeña celebración familiar. Fue un 28 de abril. Yo era entonces una adolescente de raras cualidades, entre las que se contaba no tener aspecto de adolescente. Las  fotografías de aquel día me devuelven mi propia imagen avejentada; seria, soberbia, amargada. Creo que era un desesperado intento por parecer segura. En ese entonces pesaba  unos 15 kilos  más que ahora, el pelo mas o menos del mismo tamaño, pero con un corte descuidado. La viva imagen de una modelo de botero, y por dentro quizás, parecía  el grito de Munic. La iglesia era hermosa, una estilo netamente barroco, creo, una de las joyas arquitectónicas de la ciudad, la música de órgano, un sacerdote que casi me hace vomitar cuando en plena me dio  vino de consagrar,  y un fotógrafo fastidioso que me hizo repetir el drama del vino porque no pudo captar la imagen. La fiesta no fue mala, pero la época sí. No volvería a vivirla ni por  las perlas de la virgen.

Recuerdo que Mina –mi hermana- tenia entonces ocho años recién cumplidos, era una niña de ojos grandes y limpios, con un primoroso vestido de largos listones azules, el pelo corto y unas botas   al estilo de la milicia; "sus tanques". En las fotos aparece pegada a mis faldas con un aire de inocente coquetería. Al lado mi mamá - en un traje verde que no le sentaba muy bien- sonreía orgullosa sosteniendo a un bebe dormido, en el extremo de la foto mi papá que a duras penas contenía las lágrimas. No sé si las lágrimas eran por mí o por sus hijas de sangre a las que no veía hacia ya demasiado tiempo. El cuento es que parecíamos una familia feliz. La foto ase debió repetirse porque yo cerré los ojos, pensaba que cuando mi hermana cumpliera quince, yo tendrá 22.  Parecía una realidad demasiado lejana.

Y heme aquí. La fiesta de 15 años de mi hermana es el sábado 28, un día después de mi cumpleaños, y justo siete años después de aquella foto que debió ser repetida. Mina es  una perfecta adolescente; se pasa horas y horas al teléfono, hace rabietas sin sentido, se maquilla un poco y sonríe la mayor parte del tiempo. Es una quinceañera envidiable. Muy diferente a mi, aún conserva ese aire de niña, es delgadísima y de atributos envidiables. Sigue teniendo los ojos enormes, pero esta vez en lugar de tanques llevara unas zapatillas rosas… con una ridícula flor en el tobillo. Me alegra, me alegra que la vida sea más ligera para ella.  

Lo que no me hace feliz, es que el   tiempo pase tan deprisa, todo se termina, la vida cambia y  la mayor parte del tiempo no nos percatamos de ello. Siete años no son mucho, pero pasa mucho, se van muchas cosas y si pierden otras más. Quisiera haber conservado en una caja a las personas que fuimos por aquel tiempo, ala vida en sí. Desearía extender los brazos al pasado y aferrar y aferrar todo aquello que no quise dejar ir. El tiempo es una cruel realidad. Pasa todos los días, nos habituamos tanto a él, que apenas y nos damos cuenta de las cosas que se lleva y de las que cambia.

Tal vez sea que soy una cursi, pero hay tantas cosas que no quiero que el tiempo se lleve. Ya no tengo 15 años, y a decir verdad me gusta ver la imagen que me devuelve el espejo todos los días, no solo es porque mi cabello luce mejor y la bici   me hace perder kilos, es principalmente porque tengo excelentes motivos para sonreír…. Pero hoy, hoy me atemoriza la certeza de que todo pasa. De que las personas se van de tu vida, de que no podemos aferrar el tiempo, para que los buenos momentos sean eternos.

1 comentario:

Acho dijo...

Líaaaaa!!
Ufa! FELIZ CUMPLEAÑOS!

Justo estuve fuera de la ciudad en el día de tu cumple, y en los anteriores, anduve como loco por culpa de ese mismo viaje, ni siquiera me conectaba a internet... (espero que por ello me sea perdonado el olvido y la tardanza) Además mi conexión anda cada vez peor y ahora me volví usuario VIP de la sala de informática de la universidad!

Bueno, el tiempo vuela, de eso no hay duda. Y esa sensación de que los buenos momentos se nos escapan como arena de las manos también es inevitable. Pero así como tu post refleja que hoy estás mejor que ayer, probablemente mañana también estés mejor que hoy. Lo mejor siempre está todavía por venir.

Un abrazo enorme Lía, y un Feliz Cumpleaños atrasado.

Prometo ponerme al día con los otros post apenas pueda. Ando con 10 mil cosas en la cabeza.

Saludos.
Tu amigo el Gatito.