6.28.2010

(77-1) Toy Story 3

Primera confesión: Me gustan las películas infantiles. Sí, me gustan y mucho, aun cuando tengo un cuarto de siglo completo, ningún hijo en casa y una suscripción VIP a los canales de adultos. Segunda confesión: Ya sé que la franquicia de Disney hizo añicos los cuentos de los hermanos Grimm y que hay una vasta y novedosa gama de cuentos infantiles por escoger, pero I-don’t-care. Sigo amando la Blancanieves y el aihooo, el rey león y jakuna matata, y una inmensa lista de etc. Tercera: También sé (que no soy tan ignorante!) que Toy Story es de Pixar y que ya per se es un autentico parte aguas, pero para mí, vienen de la misma tradición: contar cuentos que los papas puedan susurrar por las noches.

Habiendo dicho lo anterior, hay que aclarar primero un tétrico antecedente familiar; mi sacrosanta progenitora odiaba esta película, por tanto, la primera parte la vi hace apenas un par de os, con más de dieciocho primaveras a cuestas. Sobra decir que me pareció excelente, original, bella, bien contada y bien doblada, ya entrados en gastos. Pero, esta última entrega es fantástica, sobra decir que me la pase llorando tooodo el tiempo, creo firmemente que cualquier intento de arte (literatura, cine, pintura, etc) debe, ante todo, conmover, esas es su propia justificación. Y sí, esta película conmueve, desde reír como enano, hasta llorar como, bueno, como Yo.

Desde mi butaca, habla de entender ese círculo extraño de la vida en el que todo es finito, en el que tenemos que aprenden a soltar, a dejar ir, a movernos al siguiente paso. Es realmente duro, lo sé de primera mano, pero todo termina y hay que seguir andando.

Lo bueno: A pesar de haberse subido al novedoso barco del 3-D, no recurre al truco del sobresalto para sorprender (ese, de sentir que la piedra te va a dar a ti o que también vas cayendo) lo cual alabo mucho, me parece un acto de coherencia, dado que, básicamente es una película para infantes, y nadie quiere que terminen asustados del cine. Tiene ese humor blanco capaz de mantener tranquilos a los padres, entretenidos a los niños y partidos de risa a los simplones que no tenemos hijos.

No sé si es más para niños o para nostálgicos ya no tan niños, pero es muy, muy buena. Realmente me gusto, es más creo que iré a verla de nuevo.

Lo malo: Los cines están hasta el queque de gente esperando ver esta película, el primer fin de semana que lo intente, a las 2 de la tarde ya no había boletos para ninguna función. Las filas para entrar son kilométricas, pero vale la pena. Ho sí, ya no alcense vaso de recuerdo :(.

El chisme: Por cierto, nos fuimos a verla con prima, hermanos y madre. Sí, afortunadamente para todos mi mamá corrigió el caminó y la película le fascino!.

Obvio, lo de la suscripción VIP es broma, apenas y tengo el paquete básico de Dish.

1 comentario:

Otilio Herrera dijo...

Dejar ir... soltar... no hay dolor más grande para quien vive de la historia (como yo) pero la vida es grande y el tiempo -decían los mesoamericanos- es cíclico. Tengo mi esperanza puesta en eso.

La voz de Buzz español me partió de risa. Y la mafia de los juguetes me dejó pensando en muchas cosas... Pero lo que más me gustó fue que los juguetes tuvieron una continuación feliz. Una amiga comentaba en su facebook: "Me sentí como si mi generación tuviera que darle ahora a los nuevos niños la tradición, la magia y el encanto. Éramos nosotros dándole a los niños Toy Story. Y de pronto me di cuenta de que había crecido, que la infancia se me había ido y no había nada que hacer al respecto.Lloré." Y creo que yo también habría llorado de no ser porque esa parte de la historia ya me había pegado antes, una tarde de hace algunos años en Santiago.

Amo Toy Story. ¿Irás a ver Shrek?