2.10.2012

El camino andado

Ha sido un camino muy largo hasta hoy. Hace un año descubría un embarazo incipiente que prometía inmesa felicidad. Lejos estaba de darme cuenta que apenas era la puna de lanza de todos los cambios que venían. De un año a hoy, tengo una hija hermosa y una panza floja de madre reciente, deje el trabajo de la oficina y ahora en casa juego a ser profesional mientras cambio pañales sucios y cocino algún guiso apurado. Amamanto a mi hija y contesto misivas de clientes mientras la ropa sucia deja de serlo en la lavadora. Mi día comienza simple, preparando un desayuno para dos que solo come uno, porque mi nena despierta solo para despedir al papá con una sonrisilla de coquería naciente y un hambre de noche entera. Después del desayuno y los adioses un baño rápido, comida fría para mí y a sacar el trabajo pendiente. El resto es ver reír a mi niña, alimentarla, limpiarla, besarla y dar mil gracias porque es toda mía y esos momentos los vivo yo con ella, no sus abuelas o la extraña de la guardería.

Y lo amo, todo. Desde el despertar apurado hasta el dormir rendida entre llantos y teta, pasando por el rol medio ama de casa, domadora de bestias, limpiadora de colitas sucias y depósito de babas. Todo es simple, más común que la vida… y casi perfecto. No sé si serán mis hormonas de puerpera, las ganas de sanar mis propias heridas en mi hija o solo el descubrimiento de esa naturaleza mía que la sombre de la femina fatale no pudo borrar, lo cierto es que nunca he estado más tranquila y feliz en la vida.

1 comentario:

Otilio Herrera dijo...

Bendigo a Dios por el camino que tuvo preparado para ti, por los retos que siguen y porque eres una mujer entera. Deseo de todo corazón que tu hija crezca con mucha felicidad, rodeada del amor que Sergio y tú le brindarán. Estoy feliz porque tú eres feliz. :)