8.20.2006

De mujeres complacientes y egolatras

Cinco de la tarde en punto, el pelo aun húmedo por la ducha, y yo frente al espejo esmerándome en mis condenados ojos, indecisa ante si usar un poco de sombras o solamente un poco de negro sobre las pestañas. Una mirada mas y me pregunto ¿Qué tienen de especial mis ojos? Y una vez mas me respondo que nada, que son como los de todas las personas, y de hecho necesitan un poco de ayuda, así que al final me decido por un elaborado juego de lápiz negro y sombras café con un toque de dorado para darle luminosidad a mi mirada (eso me dijo el hombre que me enseño el truco). Cinco con cinco y después de poner sobre toda mi piel la crema esa con cafeína que me promete frescura y suavidad, por fin y frente al espejo me pongo la blusa blanca, esa del escote que obliga a mas de una a voltear cuando paso al lado, me miro y pienso que en definitiva la blusa ayuda a disimular que me hace falta una cirugía para aumentarme los senos. Después la falda verde y decido que en definitiva me hace falta hacerme una rutina de ejercicio y someterme a una dieta rigurosa. Pero como las faldas tienen sus beneficios la dejo en paz y comienzo con el drama de los zapatos. Como soy un modelo compacto de chica, para estar ala altura necesito de menos tacones de ocho centímetros, pero como esta noche quiero estar cómoda, me decido por unas sandalias de tiras blancas y negras:¡odio mis pies!... Podría pasarme media hora quejándome de mis pies, pero ya no me queda mucho tiempo, de modo que me concentro en el cabello, un poco de aceite en las manos, alborotar el pelo, levantar las puntos, arreglar el fleco y listo. Mmm en definitiva no me veo tan mal. Y son justo las cinco veinte, solo hace falta un poco de perfume y estaré lista para salir las cinco y treinta… la primavera viniendo de mi celular me saco de mis contemplaciones ególatras y…. sí, era mi novio y sí tenia una buena excusa para retrazar media hora su llegada: claro, tenía que comer antes y no definitivamente contestar con “ya casi” a su pregunta de “estas lista?” no significaba que aun estuviera bajo la regadera, significaba “solo me faltan un par de gotas de perfume”… pero, como suelo ser buena novia (a veces) dije que estaba bien que lo esperaba en media hora.

Una mirada a la imagen que me devolvía el espejo y alcance a distinguir una escena de tantas; una mujer que paso una hora entre el baño y el arreglo solo para salir al cine. Pero ¿Por qué? ¿Por qué diablos la niñas somos capaces de pasarnos media hora bajo el agua, de cuidar el depilado de nuestras piernas, la línea correcta de nuestras cejas, el esmalte de las uñas, el color del pelo, el aspecto de nuestros pies y la correcta combinación de los zapatos con el resto del atuendo, y ya ni hablar de la ropa y su estrecha relación con nuestro peso, por qué? Y más aún ¿los hombres hacen los mismo por nosotras? Nunca he preguntado a mis amigos que hacen antes de salir con sus novias. Creo que bañarse, siendo un hábito de higiene no es tan de tomarse en cuanta, tal vez la cuestión de la rasurada sí es un detalle y peinarse ¿Por qué no? Pero aun así, es ínfimamente menor comparado con lo que hacemos las niñas…

¿Será que también los niños deciden que ponerse al salir con sus novias pensando en lo que a ellas les gusta? si sus novias alagan sus manos entonces ¿le dedican incontables horas a mantener arregladas las uñas y a ponerse brujería y media para que esten suaves? Imagino una respuesta negativa

¿Por qué?
¿Por qué las mujeres hacemos todas esas cosas por alagar a un hombre? Es decir ¿vale la pena?
¿Vale la pena contribuir al juego de las divinas apariencias cuando se supone lo que buscamos es algo menos superficial?
Yo decidí que no, no vale la pena. De modo que me deshice de la falda y la blusa del escote, y cambie todo por un pantalón claro, una blusa negra y un suéter verde, zapatos cómodos y unos calcetines de monitos ¿Por qué no?

Después de todo si los novios ni siquiera llegan temprano por que yo debo martirizar a mi ego e invertir dos horas en mi arreglo personal. Sin embargo, mis manos recibieron la habitual dosis de aceite de almendras dulces y el perfume también llego a mi cuello, por que a que niña no gusta después de un abrazo escuchar un “hueles riquísimo”

¿No es esto solo un juego de egos e impuntualidades?

___________________________________________________

Nota al margen: Ya se que hay una abismal diferencia entre este post y el anterior, pero esto fue lo que salio después de dos planas de “fafsssad” y en mi defensa solo puedo alegar que muchos piensan que soy una mujer de contrastes…
jajaja

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"...martirizar mi ego he invertir..."

Perdón, pero aquí sí es indispensable remover una "h" feliz. GRacias

Tu corrector de estilo.

Otilio Herrera dijo...

Sinceramente, cuando voy a una cita especial, suelo pasarme algo de tiempo. De hecho, tengo que confesar que en mi armario tengo una colonia de añeja lavanda; ¿sabes por qué? Porque alguien me lo sugirió.

Mis manos son suaves (de cura) y pues con todo no les doy un trato especial. Es más, mis uñas sufren mucho, debo decir.

Como quiera que sea, hay algo que yo aprecio como una rara virtud en una mujer. La originalidad. No ser la clásica niña que la ves y dices: "un, dos, trés por María detrás del maquillaje". O que necesita siempre estár "in".

O como le dije a una fémina alguna vez:
-Tú ponte lo que quieras, eres hermosa y eso nada lo puede opacar.

Se me quedó viendo y frunció el ceño.

-El rojo, definitivamente ponte el rojo.

Un abrazo fraterno.

Lia dijo...

Quite la "H"... que benevolente corrector tengo... seguro que hay mucho mas horroes por ahì...

La lavanda es riquìsima, y todo lo que emane a verda...Lo que sé es que, aunque con mis traumas, no quiero ser la tipa detras del maquillaje :(

Acho dijo...

Falta mi opinión de metrosexual acá... La opinión de un verdadero as de la moda y el cuidado personal...

Yo definitivamente me tomo un cierto tiempo... Buen baño, rasurada, gel para el pelo en punta, elegir la ropa linda y con onda... Alguna vez le robé la crema humectante a mi mamá, y no para lo que ustedes piensan, sino porque mi novia me dijo que mis manos parecían papel de lija... En fin, cierto que por lo menos no tengo que depilarme, pero algunas cosas también hago por ser más bello ;) (más todavía jejeje)

Aunque algunas veces, lo reconozco, da gusto tener menos onda que un renglon y no estresarse ni un poco por el aspecto.

Todos somos un cúmulo de contrastes.

Saludos Felinos.
Acho