10.29.2006

Las tardes vacías

Domingo por la tarde y estoy en casa sin hacer nada. Hace tanto que no me dedicaba a no hacer nada, aun cuando estuve un mes sin empleo, pero esos días siempre encontré algo que hacer, algo que llorar o algo que añorar y hoy, hoy la tarde parece tan clara y linda que casi se puede oler el frío que anuncia la cercana navidad. Amo la navidad, y espero cada años su llegada.. Pensé en escribir cosas, muchas cosas, tantas que no supe por donde comenzar, pensé en contar la historia de ese viajero hippie que en algún momento de la vida fue mi amigo, ese al que encontré el viernes por la tarde a las afueras de la biblioteca, me salvo de saludar al piso y me aligero un hora de espera a cambio de varias semanas de profunda reflexión, de lo maravillosa que se veía la ciudad el sábado por la noche, de los cómicos que en el parque que ya no son capaces de hacerme reír, de la estudiantina que en las coloniales calles canta “viva el amor”, de las cosas que no salen como espera, de las incongruencias y los desencuentros, pero hoy, hoy no tengo una profunda reflexión que volver superflua, hoy estoy haciendo nada y me gusta, me gusta mucho volver a leer con calma desde mi cama, soñar con las cosas que se fueron y las que no vendrán. Hoy hay menos sentido que nunca en la nota que escribo, pero no importa porque la vida misma no tiene mucho sentido, y eso tampoco importa porque solo es vida y al final siempre se termina…

Como hoy es día de no hacer nada y como esto no llegara a nada, volvamos con los clásicos…


RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?




RIMA VII

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

—¡Ay! —pensé—; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!».


Las rimas de Gustavo Adolfo Becker.
la primera pintura uno de Los amantes de Magritte
la otra es sorella luna de un tal carlos sallomoni

2 comentarios:

Otilio Herrera dijo...

MIra nomás, vine a dar con tu post el mismo día en que me he tenido que quedar en casa. No he podido salir por la situación, pero en fin. -ya vendrán tiempos mejores-

Hoy particularmente me gustó tu escrito. Con esa frescura que le da a uno el ser auténtico y saber que la vida, después de todo, no tiene el sentido que uno quiere encontrarle a veces. ¡Qué más da!, si a fin de cuentas no saldremos vivos de ella.

Gracias por las rimas. Ambas hermosas y la "pintura uno", como la llamaste, porque muchas cosas agolparon mi mente gracias a ella. Gracias a ti, por ... no sé exactamente porqué, pero sí sé que debo decirte gracias el día de hoy.

Amiga, las tardes vacías se pueden llenar, pero es mejor dejarlas en su estado natural y salvaje. ¡Bendita selva!

Un abrazo fraterno.

Acho dijo...

El sueño de las tardes vacías...

Son lo máximo, qué más se puede decir.
Hay que aprovecharlas cuando se puede!

Buenos recuerdos: las rimas y la pintua uno. Porque la dos la conocí recién ahora.

Saludos Felinos